Outreach
Marca Sarna, Mancomunidad Federada
17 de Enero de 3055
Diane se detuvo unos segundos a unos metros de la puerta de la sala de reuniones. En mitad de la penumbra de ese pasillo de la Crimea podía observar como Wildford estaba molesta e incluso algo ansiosa, mientras que Caitlin estaba ausente. El resto de la plana mayor parecía bastante centrada en atender al mayor Rodríguez como terminaba de presentar el informe final del contrato con la casa Marik en Uhuru, y fue cuando Liun-Wu se hizo notar en la puerta de la sala de reuniones.
Aunque algunos miraron brevemente la entrada solo Cherenkoff le saludo, señalándole un sitio libre a su lado. Justo cuando Diane se sentó Rodríguez finalizo su exposición.
—Gracias mayor por su informe tan detallado—dijo Cherenkoff haciendo un gesto de aprobación con la cabeza—De acuerdo señores, cinco minutos de relax para tomarnos un café antes del informe de la FO Sword—dijo el coronel poniéndole, sin que los otros le vieran, una mano en el muslo a Diane para que no se levantara.
Mientras el coronel hacia como si revisara su agenda electrónica, algunos de los oficiales se levantaron y se acercaron a la esquina de la sala donde estaban las dos cafeteras. Otros salieron buscando una escotilla donde poder tomar el aire o fumar. Después de un par de minutos no permanecía nadie más en la amplia sala excepto ella y el coronel sentados a la mesa oval.
—Diane, Te vi ayer con ese joven mechwarrior de los dragones en el Misery ¿nueva conquista o nueva fuente?—
—Puede que ambas cosas—dijo con un sonrisa—Lo que me extraña es que a esa hora estuvieras lo suficiente sobrio como para que te dieras cuenta—
—Siempre me fijo en las mujeres guapas, y sabes que las asiáticas son una de mis debilidades—comento el hombre de forma picarona—aunque, ya tengan una edad—
Diane no se ofendió, puesto que ya conocía a Antonio de mucho tiempo y tenía razón ya que había dejado los treinta hace unos años. De todos modos fingió enfado y algo de indignación porque tenía que mantener cierta reputación.
—Ten cuidado con lo que dices o la próxima vez que bebas de tu petaca a lo mejor no sabe a vodka—le dijo al oído en voz baja.
—Vamos querida, sabes que te lo digo desde el cariño y que nunca te diría que no a un revolcón—Cherenkoff respondió con un guiño incluido.
—No estarías a la altura—
—Por lo menos me dirás si sacaste ayer algo de información además de la cita, ¿verdad?—pregunto el coronel más serio.
Respondió sonriendo—No te pienso contar nada, además…—Se empezó a escuchar el murmullo de los oficiales que volvían a la sala por el pasillo y Diane se calló.
El grupo de oficiales iba sosteniendo unas charlas intranscendentes y poco a poco fueron sentándose. Diane se fijó que estaban todos de vuelta y que volvían a estar sus anteriores sitios. Wildford y Rodríguez se sentaron en el lado opuesto de la mesa de Cherenkoff, mientras que Caitlin, Piotr y A.J. se sentaron a la derecha del coronel. Quedaba Tadashi, quien se sentó al lado de Diane saludándola con un leve gesto de cabeza.
En estas reuniones, de cabezas pensantes como las llamaba Cherenkoff, no era normal que estuvieran los jefes de batallón, como Wildford y Rodriguez, sino solo los jefes de cada sección, pero debido a que la unidad se había divido en dos fuerzas operativas para atender dos contratos pequeños a la vez estos habían tomado responsabilidades de jefes de sección en dichos contratos. De hecho tampoco era normal que Liun-Wu apareciera pero como era la negociadora de la unidad el coronel quería que asistiera para observar y mediar, si hacía falta. Si Caitlin era la mano derecha de Cherenkoff, militarmente hablando, Diane era sus ojos y oídos que interpretaba las intenciones de unos y otros. Aparte de estas reuniones estaban las de los fundadores que eran bastante más distintas y tenían lugar siempre en una cantina.
Cherenkoff levanto la mano—Ya que estamos todos de vuelta, le toca el turno a la FO Sword. Mayor Wildford, si es tan amable de comenzar el informe—
—Gracias señor, intentare ser lo más breve posible—dijo la mujer.
Después una hora de exposición de datos, informes de combates y resúmenes logísticos la mayor Wildford todavía no había finalizado y eso exasperaba a Diane. Aunque pertenecían a una unidad militar profesional, se intentaba no ser demasiado formal en las reuniones del alto mando internas y mantener un tono más distendido en comparación con otras unidades regulares de casas sucesoras. Pero la capelense sentía que algo no iba bien, todos estaban demasiado callados y serios. Era cierto que “mujer de hielo” Wildford, como la llamaban los mechwarrios del primer batallón, mantenía un tono demasiado serio pero siempre había alguien como Piotr con sus quejas o Cherenkoff con sus historias de borrachos que aliviaban la tensión de esos momentos. Hoy no estaba sucediendo. Cuando ya creía que no podía aguantar más sentada la mayor davionense llego a sus conclusiones finales del informe, afortunadamente pensó Diane.
—...de la mínima ausencia de bajas en nuestras filas en todas las operaciones de combate en Celentaro, debo recalcar que estas cifras se deben a la ineptitud táctica y estratégica de las fuerzas enemigas. Contra un enemigo de un poco mayor calibre den por seguro que hubieran sido otras muchísimas más negativas—
—Perdone mayor, pero esas fuerzas enemigas eran piratas—dijo Piotr Yeltsin.
—Mayor Yeltsin, ¿le vuelvo a leer los informes de combate? —respondio Wildford.
—No, por favor—Diane no lo pudo evitar decir en voz alta.
Todos la miraron durante unos segundos. Diane entono una disculpa en voz baja, mientras que Wildford con cara enfadada carraspeo.
—En resumen y para no extenderme, tuvimos mucha suerte. Nuestras unidades de infantería, vehículos, cazas y battlemechs no están entrenadas para luchar juntas y coordinadas—hizo una pausa—En definitiva, no jugamos en equipo y tarde o temprano, y espero que tarde, eso podría marcar la diferencia en una batalla a favor del enemigo—
—Y bien mayor, ¿cuál es su recomendación? —pregunto Cherenkoff.
—Iniciar los entrenamientos en armas combinadas cuanto antes. Como en estos momentos no hay ningún contrato en nuestro calendario pienso que podríamos comenzar los entrenamientos en…—
—Perdone que interrumpa sus planes Wildford pero a nuestros hombres les iría bien un permiso—dijo Cherenkoff interrumpiendo a la mayor—Y algunos de ustedes también—
Wildford se calló pero no parecía muy conforme.
—Ha sido un gran informe, detallado y con una buena conclusión. Es loable su interés por mejorar las capacidades de combate de nuestra unidad, pero en este momento la mitad de la unidad necesita un descanso, como dije antes—Cherenkoff tomo aire y continuo—En las próximas semanas buscare un nuevo trabajo en el Hall de Contrataciones y, posiblemente nuevos reclutas también. Si ese futuro trabajo no nos lleva a una situación muy conflictiva lo podríamos tomar en consideración entre los jefes de sección. Mi intención es tener un destino para antes de marzo o incluso antes—
—Coronel, eso son casi seis semanas—argumento Wildford—En ese tiempo podríamos sentar las bases de…—
—La FO Sword necesita vacaciones de por lo menos un par de semanas. Descansar, gastar su recién ganado sueldo, etc…, porque aunque no se lo crea muchos de los nuestros tienen a alguien, ya sea familia, novios, amigos, animales, en definitiva gente que le importa y que desean volver a ver, ¿lo entiende mayor? —
—Sí, lo entiendo señor. Pero con todo el respeto, habiendo revisado la totalidad de expedientes de los integrantes de los Cosacos puedo afirmar que el 37% de la unidad ha recibido el entrenamiento adecuado y ayudándonos en eso podríamos recortar…—
— ¿Ha accedido a los expedientes de TODA la unidad? —subió el tono de voz Cherenkoff.
—Sí. Para documentar mi informe necesitaba más datos y…—
— ¿Quién le dio acceso? —pregunto el coronel con cara de pocos amigos.
—La teniente coronel Kyle—respondió rápidamente Wildford.
Diane, sobresaltada, observo como la respuesta sorprendió a Antonio, devolvió a la realidad a Caitlin y dejo la sala en silencio.
Cherenkoff había disuelto la reunión y se había quedado con Caitlin y con Diane a solas en la sala de reuniones de la Crimea.
—Caitlin, ¿en qué demonios estabas pensando para dar acceso a nuestros expedientes a tu subordinada? —pregunto Cherenkoff dando un golpe en la mesa.
Kyle hablo en voz baja—No me di cuenta, he estado distraída estos días. Lo siento, le cortare el acceso cuanto antes—se cambió a un sitio con terminal y accedió al sistema informático de la Crimea.
—Que conste, que estoy muy molesto con esta cagada, pero aún más en que no se puede permitir a mi segundo no estar al tanto de las actividades de sus subordinados directos—Cherenkoff se levantó de la silla y empezó a pasear por la habitación
—Por ahora, intentemos quitarle hierro al asunto. Wildford solo quería sacar pecho y dejar claro su actuación en Celentaro en detrimento de otros—argumento Diane intentando calmar el ambiente—Creo que no quería sacar a la luz su acceso a información reservada pero se confió en que haríamos caso a sus recomendaciones—
Cherenkoff hizo un gesto de desprecio con la mano a Diane y se acercó a Kyle. Se inclinó sobre ella y apoyándose con los dos brazos estirados sobre la mesa—¿Qué te pasa? Y no me digas que nada porque desde que has vuelto de Kestrel estas distraída y mucho mas callada de lo normal—
—Pequeños asuntos personales—respondió Caitlin como a modo de disculpa.
—No me importa si son pequeños o grandes, si me importa cuando afectan tu capacidad dirigir a tus hombres—dijo tajantemente el coronel mirándola fijamente.
Diane se acercó hasta Kyle y le puso una mano en el hombro para reconfortarla—Estoy segura que todo esto tiene una explicación, ¿verdad Caitlin? —
Ella era una negociadora, no se consideraba un soldado. Era oficial porque cuando Cherenkoff creo la unidad la organizo de tal manera que todos aquellos que lo habían ayudado como mínimo tendrían rango de capitán para imprimir una imagen de autoridad, además de por el tema de la paga. Algunos miembros fundadores habían ido ascendiendo y consiguiendo más responsabilidad, mientras otros habían muerto o dejado la unidad. Diane, a pesar de ser capitán, solo tenía a su cargo una lanza de reconocimiento, cuando un oficial de esa rango por lo general solía tener a cargo una compañía. No era algo inédito, pero si extraño. Ella no era como Antonio, Caitlin, A.J. u otros muchos miembros de la unidad, criados en familias de militares que les habían inculcado un sentido del deber, amor a sus raíces marciales y el mejor entrenamiento. Su familia capelense pertenecía a la elite, pero no estaba vinculada a ninguna casa guerrera. Aunque el entrenamiento de mechwarrior no fue ni de lejos de lo más selecto, su educación si lo fue. Sus padres estaban criando a la perfecta servidora pública que ayudaría a la confederación a mejorar su estatus. Esto no quería decir que no entendiera lo que estaba pasando con Caitlin, sino que tenía otra perspectiva.
A todo hijo o hija de una familia capelense se le enseñaba desde que tenía uso de razón que lo más importante era honrar a sus progenitores y a sus antepasados. El respeto hacia tu propia familia bañaba la educación de todo pequeño. Quizás por eso entendía, que Caitlin tuviera dudas respecto a qué hacer. Antonio creía que era la lealtad hacia la Federación la que la estaba haciendo dudar, pero Diane sabía que no pasaba por el mensaje que habían visto, sino por quien lo había instigado.
Cherenkoff lo reprodujo otra vez, porque no terminaba de creérselo. Apareció en el pequeño holo-proyector de nuevo una mujer rubia de cincuenta y tantos con un uniforme de faena de mechwarrior de las FAMF.
—Teniente Coronel Caitlin Kyle, permítame que presente, soy la Mariscal Agatha Stromp. Estoy al mando del 1º de Granaderos de Kestrel. No me voy a ir por las ramas hija, puesto que no es mi estilo. Tengo en mi mesa una carta del Mariscal Hasek-Davion en la que se me autoriza realizar casi cualquier cosa necesaria para reforzar mi unidad. El Mariscal quiere que los Granaderos sean una de las unidades más importantes de la Marca Crucis y yo no lo voy a contradecir. Tengo tres batallones reforzados de ´mechs a mi cargo y tengo al tercer batallón sin jefe. Necesito un comandante experimentado en batallas móviles, exploración y unidades ligeras. Tengo una lista grande, pero usted es la primera de la misma—
La grabación se detuvo, un segundo, como si el mariscal necesitara un descanso para luego continuar—He leído su hoja de servicios de las FAMF. Graduada como primera de su promoción en el ICNA, dos años en el tercer regimiento de cadetes del ICNA y cuatro años en la Guardia Ligera de Davion. Recibió el Sol de Plata a los 20 años por sus acciones en Nueva Canton y se licencio como Kommandant de los Guardias. Posteriormente se unio a los Rangers de Waco, aunque solo permaneció un año con ellos. Me han comentado ciertas personas que termino a malas con el coronel Waco, cosa nada rara. Una vez dejo los Rangers junto a otros varios ex-miembros ayudo a la formación de los Cosacos y por ahora sigue con ellos. A pesar de ser una unidad tan joven, se han convertido rápidamente en una unidad respetada—
Diane y Cherenkoff mantenían silencio mientras miraban el holovid, aunque la capelense miraba de vez en cuando a Caitlin que tenía un gesto triste—No sé porque dejo el servicio en las FAMF y tampoco quiero juzgarle ya que cada uno escoge su camino. No estaría donde estoy si solo me hubiera limitado a leer su antiguo expediente, así que me consiguieron varios de sus informes de acción cuando trabajaron para la Manfed. Fueron de los primeros que se encontraron a los Clanes en la Periferia y sobrevivieron para contarlo. Lucho en Luthien y su unidad perdió la mitad de sus fuerzas. Fue un comienzo difícil pero han superado ese traspié bastante duro y otros muchos. Están volviendo a resurgir más fuertes que antes y usted, hija, ha tenido mucho que ver en ello. Sé que le gustan los retos y disfruta con ellos. Le estoy ofreciendo otro reto, el de volver, retomar su carrera en las FAMF donde la dejo y defender de nuevo a la gente que más le importa—
—Sé que además de ser una profesional, es una hija de la mancomunidad leal y honorable, por lo tanto tomara en consideración esta propuesta. Tiene de plazo hasta finales de febrero. Aguardo su respuesta y espero que sea un si—
Una vez acabo la reproducción del mensaje la sala quedo en silencio, en tinieblas. Diane se levanto para acercarse al control lumínico de la sala. Al accionarlo, la claridad volvió a la sala pero no la conversación. La parquedad y austeridad del mobiliario del camarote de la nave de descenso no hacia sino amplificar el estado anímico de los tres oficiales. Cherenkoff y Caitlin no se miraban, uno mantenía un gesto de incredulidad que se tornaba enfado y la otra una cara de vergüenza.
Diane intento romper el hielo—Bueno, ha sido una noticia… interesante. Es una gran oferta—dijo mientras se sentó al lado de Caitlin que seguía sin inmutarse.
—Es obvio que la Mancomunidad se ha fijado en nosotros y lo entiendo. Como ha dicho la Mariscal Stromp, estamos avanzando contracorriente, y con éxito. Es normal que en estas circunstancias…—
Cherenkoff corto a Diane—Caitlin, ¿desde cuando lo sabias? —
—Yo no sabia nada de esto, el mensaje me llego ayer, un acolito de ComStar me lo llevo a casa. No he tenido tiempo de pensar en nada—
Cherenkoff se mantuvo sentado con los brazos cruzados sobre el pecho—Cat, ¿No creíste que deberías habérmelo dicho antes de la reunión?—El coronel de origen marik seguía en la silla plegable negando con la cabeza—Joder, si tuviera a esa mariscal en frente le rompería en mil pedazos su lista de candidatos en su jodida cara por intentar robarme a una de mis oficiales—dijo mirando a Diane.
Diane volvió a intentar mostrar su tono mas conciliador—Creo que esta situación requiere de un poco de tranquilidad y de perspectiva, Antonio—
—Estoy tranquilo, con una resaca de las que hacen época, pero tranquilo—dijo haciendo un gesto con la mano de que no pasaba nada—Cat, dos cosas: En primer lugar, no vuelvas a cometer el error de no supervisar a tus subordinados, y segundo, te vas a tomar unos días libres para pensar en este asunto. Cuando estés mas calmada podrás responder con un no la oferta de la Manfed eligiendo una respuesta diplomática, pero contundente, para que vean que los Cosacos somos una familia que no se rompe. Estoy seguro de que Diane podrá ayudarte a redactar algo elegante—
— ¿Qué?—dijo la oficial davionense sorprendida— ¿Estas dando por supuesto que…?—
—Te conozco y vas a decir que no—respondió Cherenkoff tocándose ambas sienes—Rechazaras esta oferta al igual que la rechazaste hace 9 años; no quieres seguir los pasos de tu padre—
—Antonio, tengo el derecho a pensarlo, tengo el derecho a decidir por mi cuenta que es lo mejor para mi, tengo el dere...—
—Claro que lo tienes, pero la unidad no se lo puede permitir ahora, ahora no, y mas cuando estamos recuperándonos después de estos tres difíciles años—
—Te recuerdo que yo también he estado por aquí. No puedes echarme en cara que no piense en esta oferta, no puedes chantajearme emocionalmente, y precisamente tú no—
—Fui yo quien escribió todas las cartas de condolencia para las familias de los caídos en Luthien y…—
—…Y yo quien ha liderado al resto en combate mientras te has compadecido de ti mismo desde entonces por haber elegido ese contrato. Siempre te has visto superado por esa obsesión, esa búsqueda de la fama. Aunque no quieras reconocerlo, cada vez te pareces mas a Waco—
—Ahí te equivocas, yo no soy como Waco, no busco reputación y gloria para mí. He preferido luchar en otro campo de batalla distinto, apartándome de un primer plano para que vosotros hicierais mejor vuestro trabajo. Y lo mejor para nuestra unidad, en este momento es que estés con nosotros. Se acabó la discusión—sentencio
—Antonio, no eres quien para decirme que hacer, no eres mi padre—respondió Caitlin mirándole fijamente a la cara.
—Efectivamente no soy tu padre, pero si soy tu oficial al mando y te lo puedo ordenar—
Diane se puso entre ambos mostrando su lado mas conciliador—Esto no nos esta llevando a ningún sitio, solo estáis haciendo que…—
—No te preocupes Diane, ya termino. Antonio, sé que no eres mi padre, porque al menos él es capaz de tomar decisiones y afrontarlas, tu solo te estas comportando como un borracho cobarde que no quiere dar ordenes a sus hombres por temor a las consecuencias de las mismas—
Diane supo que la puya de Kyle había dado en el blanco. Nadie había sido tan directo, ni tan certero a la vez con Cherenkoff.
Cherenkoff que aun estaba sentado se levanto muy indignado y aparto a Liun-Wu de su lado enfrentándose cara a cara a la oficial davionense—Teniente coronel Kyle, no consiento que ninguna persona bajo mi mando me insulte de esa manera, ¡QUEDA RELEVADA DE SU PUESTO!¡FUERA DE MI VISTA! —
—No pienso marcharme, soy la maldita oficial ejecutiva y miembro fundador de esta unidad. ¡EXIJO UNA REUNIÓN DE LOS MIEMBROS FUNDADORES!¡TENEMOS REGLAS!—
— ¿QUIERES RESPETO? ¿REGLAS?,... De acuerdo, así sea—dijo pasando de una voz iracunda a un tono frio y cortante y el coronel activo la grabadora de registros oficiales—Teniente Coronel Caitlin Kyle, le informo de manera oficial que desde este instante queda relevada de su mando, y suspendida de todas sus obligaciones con los Cosacos. Deberá entregar sus pases de seguridad y cualquier equipo perteneciente a la unidad. Abandonara las instalaciones hasta nuevo aviso. Cualquier acción que contravenga esta suspensión de rango acarreara mas sanciones según el código disciplinario de los Cosacos. Le haremos llegar sus pertenencias personales a su domicilio—Cherenkoff se dio de la vuelta dándole la espalda a ambas, tomo su comunicador y lo encendió—Seguridad, soy el coronel Cherenkoff. Necesito a un par de sus hombres de inmediato en la sala de reuniones de la cubierta 5 de la Crimea. La teniente coronel Kyle debe ser escoltada fuera del complejo—Las dos mujeres se quedaron estupefactas— ¡Ah! y que traigan sus armas reglamentarias por si acaso se resiste—
— ¡ANTONIO! —grito Diane.
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